Y en el segundo día, Dios creó a los cazadores que, a petición de Meyer, aceptaron a Jonah en su tribu. «¡No!», exclamaron, «La cacería no es algo para niños». Pero Jonah demostró su valor y descubrió los himnos oscuros de un nuevo enemigo. Tras la muerte de la anciana, la luz de Millie brilló sobre las verdades siniestras que un Gran Mal conspiraba para mantener en las sombras.